Juguetes de madera, descubre los secretos de su encanto
Trenes, cochecitos, peonzas… Los juguetes de madera son objetos para toda una vida y bonitos en sí mismos gracias al material con el que han sido hechos y a la simplicidad de sus diseños. Detrás de su concepto artesanal hay un trabajo handmade preciso y depurado que no vería la luz sin herramientas manuales específicas y las maderas idóneas por sus cualidades intrínsecas. Un valioso material que atesoran negocios expertos y respetuosos con el planeta, como lo es Comercial Pazos. Con las Navidades a la vuelta de la esquina, son muchas las razones para apostar por ellos y regalar con otra mirada.
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Objetos atemporales y con una larga vida
Los juguetes de madera se heredan, pasan de hermanos a primos y así hasta otras generaciones cuando han sido bien cuidados. Y nada nos hace más felices que comprobarlo con nuestros propios pequeños o los hijos de nuestros amigos. Pero más allá de su encanto sentimental y de ser herramientas asociadas a métodos de aprendizaje consolidados (Montessori entre ellos) los beneficios que conllevan son de todo tipo. El primero, el hecho de que sean objetos atemporales lúdicos, ajenos a modas y tendencias, capaces de estimular los sentidos de los peques sintonizando su mundo interior y exterior.
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Otra de sus cualidades es su larga vida útil y elevada resistencia. Un juguete de madera envejece muy bien porque está hecho con maderas cortadas de calidad duras y recomendadas para su fabricación, aunque quizá le falte alguna pieza con el paso del tiempo o tenga más de un rasguño, lo normal es que se pueda seguir jugando con él. ¡Sobreviven a cualquier trastada! Así que, indirectamente, es un buen aliado para reducir el consumismo.
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Pura conexión con la naturaleza y táctiles
La experiencia sensorial que proporcionan estos juguetes y construcciones a los niños es única; desde su textura, al peso y el aroma natural de la madera con la que han sido hechos facilitan que puedan conectar con la naturaleza y familiarizarse con ella. Casi como un juego más, empiezan a entender la relación ente los materiales naturales y muchos objetos cotidianos de nuestro día a día (desde utensilios de cocina a muebles que también son de madera), de dónde viene su juguete favorito, su procedencia.
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El hecho de que sean más pesados que los juguetes de plástico no es casualidad, así logran ser más táctiles y cuando los niños interactúan con ellos son más conscientes de la actividad que están desarrollando. En definitiva, deben pensar más y gastar más energía mientras juegan y los manipulan. Las ruedas de un cochecito de madera no se mueven igual de fácilmente que las de un diseño de plástico o metal y eso conlleva tener que hacer más fuerza para moverlos.
Creativos desde la sencillez
La simplicidad de estos objetos de madera también está muy pensada. Son diseños exentos de estímulos, como sonidos automáticos y luces, porque persiguen fomentar la creatividad y la imaginación prestando más atención en lo que hacen. Los niños participan en el juego de forma más activa y se vuelven más protagonistas, por ejemplo construyendo torres mediante bloques, castillos, etc. Son diseños menos estructurados y de ese modo son más polivalentes. Los pequeños pueden darles el uso y la vida que quieran porque nada viene dado por hecho en estas piezas.
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Sobre todo si se trata de diseños de formas básicas (palos, arcos, triángulos…) son un tesoro para que exploren, descubriendo maneras creativas de usarlos en diferentes escenarios y temáticas. La mayoría no poseen un propósito preconcebido y eso refuerza su estímulo imaginativo.
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Aprender desde el juego
Cada vez son más los expertos en neurodesarrollo y psicología infantil que reconocen en ellos numerosos beneficios para los más pequeños de la familia no solo por la práctica del juego en sí y la estimulación a la creatividad. Se ha comprobado su eficacia para favorecer su desarrollo y fomentar sus habilidades motoras finas, ayudándoles a crecer en su día a día como personitas.
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En concreto, impulsan el desarrollo cognitivo y psicomotor en diferentes destrezas, como la coordinación ojo-mano. Si lo pensamos, los niños necesitan estar muy atentos a la distancia y colocación de cada elemento puesto al construir una edificación, o poner una fila de bolitas de madera en una cuerda. A la vez aprenden nuevos conceptos, como empezar a reconocer colores, diversas formas y tamaños, texturas, peso, etc. Y algo que también ocurre es que la capacidad de concentración y paciencia aumenta cuanto tienen ante sí un juguete de madera sencillo en su diseño, invitándoles a sumergirse en un mundo imaginario 3D. Resumiendo; son excelentes herramientas para trabajar la atención, las emociones y la autoconfianza.
Bonitos, artesanales y con herramientas de siempre
Un buen número de juguetes de madera son hechos mediante procesos de trabajo artesanales en talleres de carpintería o tornería. Han sido creados por sus “artistas” con mimo y usando herramientas manuales específicas y de calidad necesarias para darles vida. La lista es larga; desde cepillos de carpintero, a martillos, formones occidentales o japoneses, sierras, etc. Si en los diseños se ha utilizado una técnica tan tradicional como el tallado, también es preciso recurrir a esos utensilios especiales para moldear este noble material. Hablamos de herramientas para talla sencillas pero imprescindibles; gubias, cuchillos de talla, mazas, etc.
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Los colores elegidos combinados con las tonalidades de sus maderas los hace especialmente bonitos a nivel estético, fáciles de integrar en la decoración como objetos amables y divertidos. Tenerlos a la vista facilita que los peques puedan interactuar con ellos siempre que les apetezca, descubriendo nuevas maneras de usarlos a medida que se hacen mayores. Y todo ello desde la seguridad porque sus diseños minimizan los posibles riesgos al jugar con ellos.
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Es difícil que se rompan fácilmente y esta cualidad evita exponerlos a tocar bordes afilados o astillados. Las pinturas y barnices empleados siempre deben ser no tóxicos y a base de componentes naturales, garantizando así que puedan manipularlos o morderlos con tranquilidad.
¿Cuáles son las maderas ideales? ¡Anota!
No todas las maderas funcionan bien para la fabricación de juguetes y objetos lúdicos y las elegidas lo son por una serie de cualidades intrínsecas. La principal, que sean duras o semiduras, así garantizan una elevada resistencia, a prueba de mordeduras y golpes infantiles. En segundo lugar, lo ideal es escoger maderas de grano fino y fibra recta, una mezcla muy acertada para favorecer la limpieza de estas superficies y evitar la aparición de astillas. Y finalmente, descartar aquellas especies susceptibles de producir algún tipo de reacción alérgica o irritación en la piel y los ojos en un porcentaje reducido de personas sensibles a ellas. Por ejemplo el ciprés y el iroco.
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La familia de las variedades recomendadas es grande y las favoritas son la madera de haya, abundante y no demasiada cara, y el abedul, ideal también para hacer instrumentos musicales por su adecuada sonoridad. Ambas no solo cumplen los requisitos mencionados, además se manipulan fácilmente en los procesos de trabajo y admiten ser dobladas sin grandes dificultades.
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El tilo es otra de las grandes candidatas pese a ser una madera blanda, sobre todo en juguetes de madera hechos a mano y que van tallados. La razón es que ofrece unas cualidades excepcionales para aplicar esta técnica, obteniendo unos acabados finos y de calidad. ¿Y el pino y el abeto? Se emplean bastante al tratarse de variedades con una elevada disponibilidad y precios asumibles, aunque a nivel de cualidades técnicas no sean las preferidas, pues también son blandas y de grano medio-fino. Al astillarse con relativa facilidad no se aconsejan en diseños de juegos para bebés.
Respetuosos con el planeta y reutilizables
En el momento de elegir y comprar estos juguetes es muy importante cerciorarse de que, más allá de sus beneficios, sean productos ecológicos y propicien su reutilización siempre que sea posible. Atención al reciclaje o recuperación de maderas, pues podrían haber sido tratadas con productos tóxicos, como insecticidas o químicos.
Algunos marcas garantizan que están al día en normativa europea en materia de seguridad para juguetes luciendo símbolos que lo certifican, como CE. Y junto a ellos certificaciones específicas y pruebas estándar como EN71, encargadas de evaluar su seguridad analizando su diseño, fabricación y materiales.
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Regalar o adquirir juguetes y construcciones como ellos es una excelente forma de inculcarles desde pequeños la importancia de ser respetuosos con el medio ambiente y nuestro planeta, como si fueran sus pequeños guardianes.
