Formones japoneses y occidentales. ¿Conoces sus diferencias?
Ya sea porque eres un apasionado de cualquier afición con la madera, como la talla, o porque amas la carpintería, los formones son una herramienta de corte indispensable en infinidad de trabajos. Hasta ahora quizá solo has manejado los occidentales y te apetece ampliar tu colección con los japoneses. ¿Qué los diferencia, lo sabes? Por muy bien que nos hayan hablado de ellos, antes de lanzarnos a elegir es importante conocer qué los distingue y buscar los consejos de negocios expertos. Comercial Pazos es uno de ellos y su asesoramiento profesional vale oro.
Imagen: Alexei_others / Pixabay
Una misma herramienta con diseños muy distintos
La definición de formón es válida para los dos tipos, estamos hablando de una herramienta manual de corte compuesta por una hoja afilada y un mango ergonómico. Hasta aquí todo igual, gracias a su forma plana y ancha es de gran utilidad para hacer cortes en la madera, o bien para sacar de ella formas diversas… o simplemente para retirar material sobrante. Pero al entrar en detalle sobre la forma de sus hojas, surgen las primeras diferencias.
Imagen: majgot / Pixabay
En los formones japoneses la hoja siempre es más corta y cuadrada y, según los entendidos en la materia, se trata de un diseño ideal cuando es preciso realizar trabajos con maza de madera. Otra diferencia la encontramos en el sistema de unión hoja-mango de uno y otro. En un formón oriental la hoja va encastrada dentro de un mango cilíndrico a través de una espiga (mediante el método Tang) y la mayoría de modelos van reforzados con una arandela al final de la empuñadura, siempre de maderas muy duras.¡Fíjate bien a partir de ahora!
En cambio, en la herramienta occidental ocurre al revés; el mango queda encastrado en la hoja por medio de una base cónica. ¿Es mejor un sistema que otro? La respuesta es difícil de contestar, aunque sí está comprobado que el ensamble de los formones orientales es duradero, resistente y robusto. Sin embargo, en los occidentales la madera del mango puede contraerse si son utilizados en ambientes húmedos o con temperaturas bajas, con el riesgo de que se separe.
El acero de unos y otros, la clave de todo
Sin duda es la diferencia estrella porque los formones japoneses se distinguen por un acero tratado de una calidad difícil de igualar. Ahondando en sus orígenes, la técnica empleada y perfeccionada para su fabricación sigue siendo la misma desde hace siglos y el resultado son hojas de acero de gran pureza, excelente temple y acabados irregulares. Estas herramientas manuales de carpintero son parte de una tradición milenaria con más de 1000 años de antigüedad. ¡Hasta son muy bonitas estéticamente! La mayoría de las veces están hechas por artesanos de la forja que trabajan el acero en láminas y el grado de perfección conseguido en ellas ha logrado que sean muy duraderas, superiores en dureza y calidad a las de los formones occidentales.
Cuando la hoja del formón japonés es de acero blanco, este es más fácil de afilar porque es más blando, y cuando es de acero azul (suele llevar componentes de aleación) presenta una mayor resistencia a la abrasión. La principal ventaja de ambos frente a los occidentales es que los bordes de sus hojas son superresistentes ante los impactos al trabajar, además de permitir obtener cortes sin desvíos en la madera. La razón es que son endurecidos a un grado mayor que los otros cinceles (en la escala de medición de dureza Rockwell pueden superar los 64 puntos). Nada como comprobarlo por ti mismo.
Y ahora veamos cómo es el acero de los formones europeos; garantizan un nivel de dureza media-alta y algunos fabricantes, como el suizo pfeil, emplean aleaciones especiales de acero con un alto contenido en cromo-vanadio. Por todo ello son cinceles bastante eficaces para un amplio abanico de dificultades y aplicaciones, desde luego este dato es de gran valor en el día a día de un taller de carpintería, o en el momento de practicar nuestro hobby favorito, tallar piezas de madera de formas increíbles con las herramientas apropiadas.
¿Y su afilado? Esencial para una larga vida útil
Pero no todo son alabanzas, también es importante saber de antemano que la dificultad de su afilado no es el mismo. Los cinceles occidentales no son difíciles de afilar, a pesar de estar fabricados con aceros de alta calidad, son menos duros y eso permite un afilado más sencillo y en menos tiempo. En cambio, afilar un formón japonés es una tarea que requiere mimo y dosis de paciencia. Vistas las diferencias, el proceso de afilado para obtener su máximo rendimiento siempre pasa por los siguientes puntos:
- Limpiar la hoja. Es clave que esté limpie antes de empezar.
- Afilar el bisel. Consiste en apoyar el bisel del formón contra una piedra de afilado, moviéndolo hacia delante y hacia atrás a lo largo de ella.
- Afilar el dorso. Basta con dar la vuelta al formón para trabajar esta parte de la hoja sobre la piedra.
- Un filo ultra agudo. Si buscas un afilado de este nivel es preciso emplear una piedra de grano fino, tanto para el dorso como para el bisel.
Occidentales, japoneses… ¿O las dos herramientas?
Dentro de una buena colección de formones de calidad y con distintos tamaños, las dos herramientas tienen cabida. No hay por qué decantarse por una u otra, más bien lo contrario, pueden ser complementarias. Los formones occidentales y japoneses son de gran utilidad para infinidad de tareas de ebanistería, tallado, escultura... Solo es cuestión de probarlas, familiarizarse con su manejo, comprobar que los resultados obtenidos son los deseados y después, por fin, decidir cuál es la más idónea. Así podrás atreverte a tareas más complejas.
Imagen: stux / Pixabay
Te damos algunas pistas. Si lo tuyo es trabajar la madera, tallarla, siempre será una buena elección elegir un formón occidental porque su hoja, más larga y de forma rectangular, es más apropiada para esas tareas de manipulado Y también son perfectos para ensamblados tipo cola de milano. Pero si en tus proyectos empleas con frecuencia la maza, pensar mejor en los orientales no te defraudará.